Cristianos Cyborgs
Cada año, cuando llegaba el invierno, yo salía corriendo a ver al señor Antonio para saber si seguía con vida. Donde yo vivía cuando niño, comúnmente las lluvias eran anunciadas por relámpagos y rayos.
El señor Antonio era un vecino cercano que tenía una prótesis de platino en su cadera. Uno de esos inviernos, mis primos y yo jugábamos en frente de su casa cuando cayó un rayo en una montaña que estaba a un kilómetro del lugar. Al ver el rayo caer, el señor Antonio tomó su bastón inmediatamente y nos dijo: "Buscaré refugio en casa, no vaya a caerme un rayo debido a mi prótesis de platino".
No entendí lo que el señor Antonio dijo sino después de varios años, cuando me enteré que algunos pararrayos eran fabricados de platino.
No sé hasta qué punto será real que un rayo sea atraído por una prótesis de platino, pero lo que sí era absolutamente real, era el pánico que se apoderaba del señor Antonio cada vez que el invierno llegaba. Aún más allá, los rayos no eran el mayor problema que enfrentaba, cada vez que la temperatura bajaba, el señor Antonio no podía conciliar el sueño porque el platino de su prótesis provocaba dolores en su cuerpo a causa del frío.
Debe ser terrible experimentar lo que este señor sufría, tener una molestia en el cuerpo que robe la paz y la tranquilidad. En algún punto de la vida, las personas con este problema terminan aceptando la molestia que este elemento extraño le causa a su cuerpo.
Esta prótesis de platino, aunque causaba dolor, era de utilidad para el señor Antonio, reemplazaba una parte de la cadera que había perdido en un accidente, regresándole un poco la estabilidad que poseía antes. Esta utilidad compensaba el malestar, pero no suprimía el sufrimiento. Él no lo era, pero cada vez que yo pensaba en el señor Antonio, venía a mi mente la imagen de un cyborg.
Así como el señor Antonio tenía una prótesis que le molestaba cuando el clima era frío y los relámpagos y los rayos le causaban pavor, así los cristianos también tenemos en nuestra carne un elemento que nos es molesto. Ese cuerpo extraño que está en nuestra carne es el pecado. A diferencia de la prótesis del señor Antonio que le ayudaba a estabilizarse un poco, la ley del pecado a los cristianos nos desestabiliza.
La prótesis del señor Antonio le molestaba de vez en cuando, pero el pecado en el cristiano es una molestia diaria.
Ahora bien, esta molestia continua en el cristiano no solo le hace ofender a Dios, muchas veces le roba la identidad. Debido a que halla el pecado en su carne, en los cristianos existe una tendencia a creer que, aunque es hijo de Dios, también es pecador. Muchos cristianos afirman que "Todos somos pecadores", y esa palabra "todos", lo incluye a él.
La mayoría de cristianos en esta tierra cree, que así como Cristo era 100% Dios y 100% hombre, así ellos son 100% justos y 100% pecadores. Internet está lleno de artículos donde se asegura que el creyente posee dos naturalezas, una pecadora y una justa. Aún Martin Lutero, siendo referente de la teología reformada, declaró que el cristiano es "Simul justus et peccator, que significa al mismo tiempo justo y pecador.
¿Qué has aprendido tú sobre esto?, ¿Te consideras pecador y justo a la vez?
Espero con este estudio que Dios abra nuestros ojos para ver hasta donde llegan los beneficios de la obra maravillosa de Cristo en cuanto a nuestra verdadera naturaleza.
Empecemos por definir la palabra "pecador". Para el cristiano promedio el pecador es "una persona que peca". No suena mal, pero esto no es del todo cierto. Imagine un bebé recién nacido, con apenas unas horas en esta tierra, no sabe lo bueno ni lo malo, no es culpable de ningún acto de maldad ni de desobediencia, ¿Podemos afirmar que este bebé no es pecador? Si consideramos la definición que afirma que el pecador es una persona que peca, entonces, este bebé no es un pecador.
Pero la definición precisa de lo que es un pecador, está revelada en las escrituras. Dice Romanos 5.18,19:
18 "Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. 19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos".
18 "Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. 19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos".
Comencemos por el v.18, fue un solo hombre quien cometió transgresión, pero la condena no fue solo para él, todos los hombres cargaron con esta condenación. Esta desobediencia que cometió un solo hombre, Adán, constituyó pecadora a toda su descendencia. Lo mismo ocurre con la muerte. Revisemos 1 Corintios 15:21,22 "Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados".
Ambos pasaje indican que aunque el bebé tiene un par de horas de nacido, viene con un ADN corrompido, debido a que un hombre, Adán, transmitió su gen a toda la humanidad. Este bebé que acaba de nacer, con dos horas de nacido ya está condenado (Rom 5:18), ya es pecador (Rom. 5:19) y está muerto (1Cor 15:21,22). Aunque fuera piadoso durante toda su vida, sin una gota de pecado, es y seguirá siendo pecador, no por lo que hace sino por lo que es, no por pecar sino por la fuente de donde proviene. ¿Qué injusto verdad?
Así entonces, la definición de "pecador" se amplía, ya no solo es alguien que peca, pues si llegaré a no pecar nunca, sigue siendo pecador. Su condición de pecador no depende de lo que hace, sino depende de su constitución. Ya vimos que por la desobediencia de Adán, todos los hombres fueron constituidos pecadores. Con esto concluimos que un pecador es cualquier persona que desciende de Adán, bien que cometa pecado o no.
Cualquiera de nosotros pudiera quejarse ante Dios por esta marca. Pudiéramos argumentar lo injusto que resulta que carguemos con la consecuencia de un pecado que no hemos cometido. Sin embargo, cuando empecemos a responsabilizarnos por nosotros mismos, descubriremos, que aunque no se nos impute el pecado de Adán, pronto seremos culpables por nuestros propios pecados. Al final, sea por los nuestros o por el de Adán, somos constituidos pecadores solo por nacer.
Antes de continuar, debemos estar claros en esto, todos nacemos pecadores, porque todos descendemos del primer hombre, Adán, nuestra fuente, nuestro padre. La única manera de no ser pecador de nacimiento, es que Adán no haya sido nuestro padre, que hayamos sido engendrados por otra fuente distinta a Adán.
Es por esto que Jesús de Nazaret era un hombre sin pecado, porque no fue engendrado por un hombre; antes que María se juntase con José, se halló que había concebido del Espíritu Santo. (Mateo 1:18). Entonces Jesús no era pecador no solo porque no cometió pecado jamás, sino porque su fuente no era Adán, su fuente era Dios mismo. Jesús al nacer no estaba corrompido, no estaba condenado, no era pecador ni estaba muerto, porque provenia de otra fuente.
Aquí es donde los cristianos resbalamos, en entender quienes somos una vez que nuestra fuente ha sido cambiada. Como dije antes, internet está lleno de artículos que aseguran como Lutero, que el cristiano es pecador y justo a la vez. Dios usó a Lutero, y su aporte a la iglesia ha sido muy importante, pero en esta afirmación, obvió el elemento más importante para definir al pecador y al justo: "La fuente". Santiago 3:11,12 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.
Para el Señor, solo hay dos fuentes, solo hay dos simientes, solo dos árboles definirían la naturaleza del hombre. El primer hombre Adán, no fue creado ni justo ni pecador, la Biblia solo revela que todo lo que Dios hizo en la creación era bueno, pero lo que iba a determinar la naturaleza del hombre era el árbol que comiera. Si el hombre hubiera comido del árbol de la vida, obtendría la propia vida de Dios, y esto lo convertiría en un hijo de Dios, justo, Santo, engendrado por Dios, tal cual Jesús de Nazaret, pero al comer del árbol prohibido, su naturaleza, como hemos visto, sería pecadora, corrompida y muerta.
Es Incongruente, poseer ambas naturalezas, no se puede estar vivo y muerto a la vez, así como no se puede ser justo y pecador a la vez. Es por esto que cuando Adán define su naturaleza, es expulsado inmediatamente del huerto y es colocada la espada de protección alrededor del árbol de la vida, porque ambas naturalezas no pueden coexistir. No había otra solución para Adán sino morir por su desobediencia, y con ella arrastró a toda la humanidad.
¿Puede el hombre obtener esta vida del árbol en algún momento? La solución es condenar esa naturaleza de pecador, extirparla por completo para que una generación nueva posea esta vida. Adán debe morir, y junto con él, toda su descendencia pecadora. Dios deberá crear otro hombre que ahora no coma del árbol de la ciencia, el árbol de la naturaleza pecadora, sino un nuevo hombre que coma del árbol de la vida, y así la naturaleza de los descendientes de este nuevo hombre sea justa y no pecadora.
¿Es el cristiano pecador y justo ala vez? Vayamos a la fuente. ¿Es Dios nuestro Padre o sigue siendo Adán? La duda del cristiano se presenta cuando diariamente comete errores, falla y ofende a Dios pecando. Pero que sigamos pecando no es lo que define nuestra naturaleza, sino que el pecado está allí en la carne, causando molestia, así como la prótesis del señor Antonio. Lo que define nuestra naturaleza es el padre que tenemos.
En nuestra era, se ha incluído un concepto nuevo más parecido a ficción que a la vida real, pero que pueden ilustrarnos un poco lo que ocurre. Hablo de los CYBORGS. Se le llama Cyborg a los seres compuestos de elementos orgánicos y cibernéticos. Es inevitable pensar en Robocop, en el Inspector Gadget o en los jóvenes Titanes de DC, no obstante, este concepto se ha aceptado para referirse a un ser humano que necesita un implante cibernético para poder adaptarse al entorno. Por ejemplo, una persona persona con un marcapasos pudiera llamársele Cyborg.
Actualmente, Neil Harbisson está batallando porque se reconozca a los cyborgs como una especie aparte a humana. No me extrañaría que en el futuro se levante un gobierno que apruebe su petición tal cual le ocurrió a Andrus, el androide interpretado por Robin Williams en "el hombre Bicentenario". No obstante ¿Quién puede violar las reglas naturales?, Por más que Neil Harbisson crea que él no es humano solo porque tiene una antena implantada en su cerebro, esto no lo convertirá en un androide.
Volviendo al señor Antonio, él tenía una prótesis de platino, pero no por esto vamos a afirmar que el señor Antonio era de platino, ¡No!, él sigue siendo de carne y huesos, el platino no forma parte de su cuerpo, pues su naturaleza no fue constituída de platino. Asimismo, el hombre que desciende de Adán es pecador, pero el hombre que desciende de Cristo no lo es. El pecado está en su carne, pero no forma parte de él. Claro que peca, pero no es pecador. La lluvia con relámpagos y rayos lo amenazan, y el frío le molesta, pero él sigue conservando su naturaleza, pues lo que determina su identidad no es el cómo se comporte sino la esencia de
lo que es.
Ahora, ¿Qué es lo que somos? Los mismos pasajes que nos dieron la definición de lo que es un pecador, nos indican qué es lo que somos verdaderamente. Revisémoslos otra vez: Romanos 5.18,19 "Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
19 "Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos".
Antes argumentamos a Dios que nos parecía injusto que se nos condene por un pecado que no cometimos ¿Recuerdan?, Pues ahora Dios nos hace justos por una justicia que no hicimos, la hizo Cristo. Por la desobediencia de Adán, los muchos fueron hechos pecadores, ahora por la obediencia Cristo, los pecadores que creen en Él cambian su naturaleza de inmediato, son constituidos justos. De acuerdo a esto, al afirmar que somos pecadores, estamos diciendo que aún pertenecemos a Adán.
Dijimos que para resolver este asunto, Dios deberá crear un nuevo hombre que en lugar de comer del árbol de la ciencia coma del árbol de la vida, y así extender el ADN de justicia a una nueva humanidad ¿Verdad? Pues para introducir a este nuevo hombre a la línea del tiempo, Dios debe exterminar a Adán y toda su descendencia. Leamos 1Corintios 15:45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. ¿Quien es este postrer Adán? Este no es nadie más que Cristo, y la palabra es bien intencionada cuando le llama "postrer Adán".
¿Porqué Cristo es el último Adán? Porque él recogió en su cuerpo a toda la humanidad caída, todos los adanes de la historia humana terminaron en Jesús. Cristo fue el último de los adanes. Vea cómo uno que no fue engendrado por Adán, tomó su lugar para al final entregarse por él y toda su descendencia. Al llamarlo "último Adán", la escritura nos está diciendo que después de Jesús no existe ni siquiera un descendiente más de este primer hombre.
Si todos los adanes fueron eliminados en Cristo, debemos entender que la fuente de los pecadores ya no exite. Ahora que fue extirpado Adán y toda su descendencia, están las condiciones creadas para que Dios introduzca al nuevo hombre, el que no ha comido del árbol de la ciencia sino el que come de árbol de la Vida. En este caso, Dios hizo algo muy superior, envió a la Vida misma, la que estaba representada en el huerto a través de un árbol, ha descendido del cielo en forma de hombre ofreciéndose para que comamos y bebamos de Él.
Vayamos ahora a 1Cor.15:47 "El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo".
Notemos que ahora la escritura no está hablando de él último Adán, ya este murió cuando murió Jesús, ahora habla de un segundo hombre, el Cristo resucitado que a través de la resurrección imparte su vida y naturaleza justa. Imposible entonces que aquellos que pertenecen a Él, posean una naturaleza pecadora. Preguntémonos nuevamente, ¿Puede un cristiano ser pecador? La respuesta está en el siguiente versículo:
Notemos que ahora la escritura no está hablando de él último Adán, ya este murió cuando murió Jesús, ahora habla de un segundo hombre, el Cristo resucitado que a través de la resurrección imparte su vida y naturaleza justa. Imposible entonces que aquellos que pertenecen a Él, posean una naturaleza pecadora. Preguntémonos nuevamente, ¿Puede un cristiano ser pecador? La respuesta está en el siguiente versículo:
1Cor 15:48 "Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales".
Quiero recordar que para mí los cristianos son los hijos de Dios que han creído genuinamente en Cristo, los que descienden del segundo hombre y son iguales a Él, del cielo.
Quiero recordar que para mí los cristianos son los hijos de Dios que han creído genuinamente en Cristo, los que descienden del segundo hombre y son iguales a Él, del cielo.
¿Cómo comprender entonces que sigamos pecando y fallándole a Dios? Solo podemos entenderlo cuando estudiamos la experiencia de Pablo en Romanos 7. Este es el descubrimiento de una ley que se halla en el cuerpo, como la prótesis del señor Antonio o la antena de Neil Harbisson, no es nuestro, no es parte de nuestra naturaleza. Somos justos y santos, amamos la ley de Dios pero una ley en la carne nos molesta. Ahora podemos entender lo que dice Pablo en Romanos 7.20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
¿Puede ver esto? Los que pertenecemos a la nueva creación, porque eso es lo que somos, nuevas criaturas, somos justos y santos, no somos pecadores, no amamos el pecado, y cuando pecamos, podemos decir como Pablo: "No fui yo, sino el pecado que mora en mi". Este elemento extraño en nuestra carne nos hace cristianos cyborgs.
Visto esto, podemos decir con toda seguridad que los cristianos no somos pecadores. Debemos anunciar a quién le pertenecemos de qué linaje somos y cuál es nuestra naturaleza. El apóstol Pedro nos recuerda que somos participantes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4) y Juan nos ha anunciado que a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, se les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12)
Estoy seguro que el entendimiento preciso de lo que somos, nos hará vivir en concordancia con lo que Dios ha dicho que somos en Cristo.
2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
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