Cuando Charlie encontró el boleto dorado dentro de una barra de chocolate Wonka, nunca se imaginó que la fábrica del misterioso chocolatero le pertenecería pronto.
Al parecer, los 5 niños que corrieron con la fortuna de visitar la fábrica, ni se imaginaban que la intención del chocolatero era regalar la fábrica al que no tuviera ninguna habilidad que ostentar.
Al parecer, los 5 niños que corrieron con la fortuna de visitar la fábrica, ni se imaginaban que la intención del chocolatero era regalar la fábrica al que no tuviera ninguna habilidad que ostentar.
Se han producido dos versiones de la película ”Charlie y la Fábrica de Chocolate”, a partir del clásico de Roald Dahl escrito en 1964. La primera versión fue dirigida por Mel Stuart y protagonizada por Gene Wilder en 1971. La segunda versión dirigida por Tim Burton en 2005 fue protagonizada por Johnny Depp.
Ambas adaptaciones han generado el debate sobre si Charlie fue elegido a propósito, por ser pobre y no tener habilidad alguna en comparación al resto de los chicos que también obtuvieron un boleto para visitar la fábrica.
Algún crítico sospechó que Charlie fue elegido a propósito porque no escogió la última barra premiada, sino que el vendedor de la tienda se la entregó personalmente. Luego, cuando Willy Wonka recibe a los niños, no conoce a ningunos sino a Charlie.
La adaptación de Tim Burton me pareció muy divertida. Durante el viaje, se puede observar la altanería de cada uno de los niños que sobresalían por los récords que ostentaban. A excepción de Charlie, cada niño lucía autosuficiente en cada intervención.
Augustus era el experto en pasteles de chocolate, Violeta era la campeona mundial en mascar chicle, Veruca era la niña rica consentida a la que no le faltaba nada, mientras que Mike era el genio de los videos juegos y la televisión, quien además odiaba el chocolate. Todos estos niños tenían algo de qué gloriarse, excepto el común Charlie Bucket, quien solo podía ostentar su pobreza y una necesitada familia con problemas financieros.
Augustus, el experto en pasteles de chocolate pudo haber sido el indicado para dirigir la fábrica, de seguro, habría probado cantidades de golosinas como para inventar una nueva. Al ser descartado por no dejarse dirigir, la expectativa estaba sobre la presuntuosa Violeta, experta en chicles, pero lamentablemente su autosuficiencia también la descalificó del desafío.
Queda una esperanza: Mike Teavee. Pudiera aportar ideas innovadoras, pues es experto en tecnología. Quizás la tecnología ayude a que la fábrica se expanda más de lo que ha crecido hasta ahora. Pero hay dos cosas por las que no califica: primero, la fábrica es más innovadora que lo que Mike puede aportar y segundo, Mike odia el chocolate, no tiene necesidad de la fábrica.
Cada niño en los que se veía potencial para recibir el regalo de la fábrica de Willy Wonka, no calificó. Quien calificó fue el que no tenía nada que ofrecer, Charlie, el necesitado, el pobre, el que definitivamente valorará el regalo. El más vil y menospreciado. Charlie fue sorprendido por Willy, quien le entregó toda la herencia sin tener la más mínima cualidad para aportar a la fábrica.
Existe un dato adicional que la adaptación de Tim Burton revela acerca de Charlie.
Para los que han visto la película, habrán notado este dato curioso. Una vez que Charlie y Willy liman asperezas por la discusión que tuvieron, y una vez que Charlie recibe la herencia de la fábrica, la película incluye una escena que da mucho que pensar:
Charlie y Willy terminan un día de trabajo y entran a la casa de Charlie. La misma casa que tenía antes de ser rico, la casa en la que vivía antes de poseer la fábrica. La escena culmina con una imagen de la casa en ruinas, una buena cena, familia en comunión pero en una casa arruinada. Mientras la cámara se aleja, la escena sigue enfocando la casa hasta que el espectador se da cuenta que la casa vieja está construida dentro de la fábrica de chocolates.
Muchos aplaudirán la escena, porque enseña que aunque seas rico, jamás debes dejar de ser humilde. Este es un mensaje a rescatar en lo que se refiere a la actitud del corazón, sin embargo, podemos ver el otro lado de la moneda, que aunque Charlie es rico, su vida de rico no encaja dentro de su mentalidad pobre.
Aunque lo tiene todo, vive como pobre, porque de alguna manera no ha entendido que ahora es poseedor de la fábrica de chocolate más grande del mundo y prefiere vivir en su casa apretada, dónde no tiene espacio para construir un par de habitaciones extras para sus abuelos.
Amigos, estamos haciendo una sinopsis de una novela ficticia, solo se trata de una película cuya intención es entretener al público.
Por supuesto que no hay relación alguna entre esta película y la verdad bíblica, de hecho, sé que muchos no están de acuerdo con que se utilicen ilustraciones para hablar de la Biblia. Entiendo que hay quienes piensan que si ya tenemos la Biblia que se explica por si misma, no hay necesidad de ilustrar con historias aisladas, me disculpo por esto, sin embargo, me pareció útil esta película para hacer notar cómo muchos cristianos vivimos hoy.
El cielo no se obtiene por mérito propio, simplemente es un regalo. Generalmente ese regalo se le otorga al que no tiene nada extraordinario a excepción de una gran necesidad de salvación. Los autosuficientes, expertos, campeones y altivos no parecen tener necesidad de una fábrica con abundantes riquezas como para vivir bien toda la vida.
Al vil y menospreciado se le ofrece esta salvación. Aquél que cree que porque tiene buena conducta, méritos y habilidades pueden obtener el cielo, son los descalificados para obtenerlo. Solo uno puede regalar el cielo: Dios, y no se lo da sino al pobre en espíritu, al que reconoce que no tiene nada que ofrecer, al pecador menesteroso, al impío que reconoce sus carencias, al que no obra sino que cree en el Dios que justifica al impío (Rom.4:5).
Sin embargo, existe un fenómeno común entre los cristianos hoy: "Su manera de vivir". A pesar de poseer todas las riquezas de la gracia de Dios, vivimos con mentalidad de pobreza. No gozamos de las abundantes riquezas de la gloria de Dios. A pesar de saber que hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales con Cristo, preferimos la casita incómoda apretadita donde dormimos hacinados con los abuelos.
A pesar de poseer la fábrica donde incluso existe la teletransportación, ascensores voladores, oompa loompas que sirven con eficiencia, entre tantas riquezas, nuestra mente no ha aceptado que toda la fábrica nos pertenece.
Es triste oír a cristianos declarándose en victoria, diciendo que son hijos de Dios, aprobando que viven por gracia, aceptando que están bendecidos en Cristo pero viviendo dentro de la incómoda casita peor que la servidumbre. Muchos afirmamos ser libres pero vivimos como esclavos. Somos de los que declaramos que poseemos todo en Cristo pero anhelamos a Dios como si no estuviera con nosotros.
Creamos de una vez que la fábrica es nuestra, y vivamos en ella. Vivir esclavizados por el pecado, vivir sedientos y hambrientos de Dios, creer que Dios debe descender del cielo y llenarnos, sentirse mal por los pecados que cometemos, creer que Dios nos bendice más si nos comportamos mejor, vivir esclavos del temor o simplemente no sentir que Dios nos ama incondicionalmente, son la casita que nos hace vivir incómodos.
Algunos ya encontraron su lugar allí, y están satisfechos con esto, pero déjame aclararte, que el que está en Cristo, ha sido constituido por Dios heredero y coheredero con Él.
"Vivamos de la gracia de Dios, transformemos nuestras mentes y asumamos que somos los herederos del mundo por Jesucristo nuestro Señor. Ese es su regalo, disfrutemos al máximo su dulce amor".
Pastor Luis Urbina Reyes
Pastor Luis Urbina Reyes
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